Déspota criatura emerge,
excelsa por la luz de luna
y carente de virtud
para horadar corazones ajenos.
Mas el cielo enfoca mi ventana
e ilumina mi aposento, mi pecho
se torna trémulo ante la férvida
y agostadora esencia de la bestia.
Durante mi sonambulismo,
la bondad desaparece
y hórrida máscara se forma en el alma,
¡Indolente e impío deleite,
ruego abandonéis este rubí candoroso!
Déspota criatura emerge,
excelsa por la luna
y carente de virtud
para horadar corazones ajenos.
Despierto en el punto álgido
de esta taciturna noche, mis manos
miro, y siento su hastío en sangre
y sus quejumbrosas lágrimas,
¡Amarga ponzoña, sórdido placer!
Mas en el mercado se pueden oler,
se pueden oler esas bestias ocultas
en ellos, los mercaderes corruptos
y las personas que les rodean.
Déspota criatura emerge,
excelsa por las palabras
y los hilos del títere
para horadar corazones ajenos.