miércoles, 3 de enero de 2018

Sempiterna maldición

Déspota criatura emerge,
excelsa por la luz de luna 
y carente de virtud 
para horadar corazones ajenos.

Mas el cielo enfoca mi ventana
e ilumina mi aposento, mi pecho
se torna trémulo ante la férvida
y agostadora esencia de la bestia.

Durante mi sonambulismo,

la bondad desaparece 
y hórrida máscara se forma en el alma,
¡Indolente e impío deleite, 
ruego abandonéis este rubí candoroso!

Déspota criatura emerge,
excelsa por la luna 
y carente de virtud 
para horadar corazones ajenos.

Despierto en el punto álgido
de esta taciturna noche, mis manos
miro, y siento su hastío en sangre
y sus quejumbrosas lágrimas,
¡Amarga ponzoña, sórdido placer!

Mas en el mercado se pueden oler,
se pueden oler esas bestias ocultas
en ellos, los mercaderes corruptos
y las personas que les rodean.

Déspota criatura emerge,
excelsa por las palabras
y los hilos del títere
para horadar corazones ajenos.