El renacer del fuego

Cae la noche, la luna llena alumbra
la oxidada verja de un jardín marchito,
nace el fuego en una chimenea olvidada
y el piano canta de nuevo su dulce melodía.

Purificas el hierro dejando el reflejo del cielo en éste,
a cada paso las flores brotan y los árboles sanan,
el agua vuelve a fluir en la gran fuente congelada,
¡Vuelve a ser bello, vuelve a ser joven!

Andas hacía las imponentes puertas de la residencia,
atravesando el reverdecido oasis con tu elegante gracia
y tu esbelta figura, largos hilos en llamas cubren tu rosto,
cubren la tierna mirada de tus inocentes ojos de madera.

Entras al salón donde coexisten el pasado y el presente,
cual fénix las cenizas de la chimenea cual reavivas su calor,
el polvoriento piano suena como en su primer concierto,
¿Qué clase de futuro representas en este lugar?

Océano introspectivo

Desde antaño navego sin rumbo

por el río de la incertidumbre,

las turbias corrientes se han calmado

y me han traído al centro del océano,

el océano donde reside el alma.

Me sumerjo en las aguas de mi mente,

las manos del subconsciente me abrazan

y me hunden en dicha estancia acuática,

siento como cada fragmento de mi piel

se empapa de consciencia y de memorias,

siento las cicatrices rogando por clemencia.

Cuanta mayor profundidad logro alcanzar,

más bloques de negra obsidiana me frenan

formando muros y obstáculos en mi periplo,

descubro tras la máscara de obsidiana su mirada

violenta, desolada, perdida y atemorizada, 

le teme a la luz, desea esconderse de su reflejo.

Medito sobre el entendimiento de mi esencia,

deseo extenderle la mano y mostrarme el camino,

quiero hundirme y deshacer la obsidiana que me frena,

ansío cerrar las cicatrices y recordarlas sin sangrar,

anhelo ver el rostro del subconsciente misterioso.