viernes, 5 de mayo de 2023

Moneda etérea

Una vez apagadas las oscuras flamas
las enredaderas se desvanecen, se evaporan,
formando alrededor del nómada
una etérea y delgada capa de humo oscurecido,
éste se levanta y prosigue su marcha, y allí 
donde la tierra graba su figura, yace una hebra rota.

Sus grietas se dilatan, llegando al extremo
de fragmentar su carne y su pensamiento,
siendo unida cada parte por un hilo de cordura
casi imperceptible, pero robusto y rebosante
de voluntad, comprendiendo que el sol negro
no lo ha aplastado ni lo ha quebrado.

La niebla que le rodea rellena los espacios
que hay entre fragmentos, según completa
los huecos vacíos, ésta los une de nuevo
formando la misma silueta, la misma figura,
formando en su interior un campo de batalla, 
en el cual luchará mientras sus latidos permanezcan.

Es ahora cuando siente el amargo e aciago calor
de las llamas sombrías las cuales cierran las grietas
siendo consciente de su presencia,
siendo consciente del precio que ha pagado.

Es ahora cuando siente que esas marcas le completan
heridas que le recuerdan quien es
heridas que le recuerdan quien puede llegar a ser
heridas que le han trizado y le han hecho resurgir.