miércoles, 20 de mayo de 2020

Océano introspectivo

Desde antaño navego sin rumbo
por el río de la incertidumbre,
las turbias corrientes se han calmado
y me han traído al centro del océano,
el océano donde reside el alma.

Me sumerjo en las aguas de mi mente,
las manos del subconsciente me abrazan
y me hunden en dicha estancia acuática,
siento como cada fragmento de mi piel
se empapa de consciencia y de memorias,
siento las cicatrices rogando por clemencia.

Cuanta mayor profundidad logro alcanzar,
más bloques de negra obsidiana me frenan
formando muros y obstáculos en mi periplo,
descubro tras la máscara de obsidiana su mirada
violenta, desolada, perdida y atemorizada, 
le teme a la luz, desea esconderse de su reflejo.

Medito sobre el entendimiento de mi esencia,
deseo extenderle la mano y mostrarme el camino,
quiero hundirme y deshacer la obsidiana que me frena,
ansío cerrar las cicatrices y recordarlas sin sangrar,
anhelo ver el rostro del subconsciente misterioso.