jueves, 22 de noviembre de 2018

La tejedora y la musa

¡Oh, injusta y caprichosa
siempre por delante, tejedora!
Por tu hilo camino camina encantada
mi alma, a seguirte condenada.

Me llevaste al desierto congelado
donde el cielo sangra herido
donde el cielo está atormentado,
¿Mas qué es ese brillo?

Emerge súbita y airosa figura
en el páramo lúgubre y desolado
dándole vida al oasis ignorado,
transformando esta tierra oscura.

Musa de elegantes rasgos y tez morena,
de tu pensar brotan briznas doradas
rozando tu melosa sonrisa, que embelesa
a las almas más infames, ruines y depravadas.

Musa de mirada cobriza y olor de ambrosía,
¿Cómo es que acaricias mi alma con tu brío?
¿Cómo es que escudas a mi rubí del sombrío vacío?
¿Acaso es de la tejedora la burla de mi agonía?

Me encuentro en la niebla del resquemor,
con pánico de las grietas destruir,
con desasosiego de los muros construir,
mas a la reconstrucción le tengo pavor.

¡Oh, injusta y caprichosa
siempre por delante, tejedora!
Por tu hilo camino camina encantada
mi alma, a seguirte condenada.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Celda de piedra oscura

Postrado ante él me encuentro,
ante un estanque de agua cristalina
donde la vida se mueve,
donde las corrientes fluyen.

Cual estatua inmóvil me mantengo
viendo como a cada momento
van más peces al agua,
¿Por qué permanezco cual escultura?

Miro al suelo, veo piedra negra
rodeando mis pies, subiendo por mis piernas,
no puedo separarme de la tierra
mas ansío lanzarme al agua marítima.

¿Será porqué me falta ese brillo cristalino?
¿Será por miedo a mojarme?
¿Será por no querer salir de tierra firme?
¿Qué me impide acudir a mi deseo?

Postrado ante ella me encuentro,
ante aquella esbelta figura con ojos de madera
por la cual anhelo saltar de nuevo,
¿Por qué me rodea oscura celda ahora?

lunes, 12 de noviembre de 2018

Puertas abiertas

El día ha llegado, las puertas se han abierto,
mi fortaleza de hielo se ha derretido,
vuelve a latir el terciopelo carmesí, 
¿Qué te ocurre, fortaleza carmesí?
¿Por qué lates con tal ímpetu?

Veo por el puente levadizo
una esbelta figura que se acerca
con largos hilos de oro y ojos de madera,
me sonríe, el castillo tiembla.

Noto como se desvanecen
la oscuridad y la soledad,
nacen las antorchas a su paso
alumbrando toda la estancia.

Tiemblo sin saber porqué,
sonrío sin comprender nada,
no puedo siquiera alzarme
mas quiero sentir su tez.

Mis labios no se mueven
casi como si las tinieblas
me rodearan y me susurraran
que no la merezco.

El día ha llegado, las puertas se han abierto,
dejando entrar a la niebla de la incertidumbre 
dejando entrar a las garras taciturnas de antaño,
aún así el terciopelo carmesí late y sangra de nuevo.