Sensaciones y sentimientos... plasmados en un blog de poesía, simplemente palabras de un poeta, plasmadas en un papel y del papel al blog.
domingo, 13 de noviembre de 2022
Ponzoña petrolífera
sábado, 5 de noviembre de 2022
La costanilla del pánico
Durante su peregrinaje, los pasos
de las almas se detienen, frente a ellas
se alza la roca etérea, pero tangible,
que impide que pueda avanzar,
se espesa la enigmática niebla
y las antorchas clarifican las dudas.
Ante su figura se alza la ciudad ocaso
donde la noche es sangrienta y subyuga al día
con sus desoladoras y desgarradoras zarpas,
donde la neblina es cegadora y las lúgubres calles
carcomen tus anhelos, apagan tu mirada, la vacían,
el deteriorado acero forma el puente hacia el horror.
Una vez cruzado, se derrumba y deja al caminante atrapado,
éste avanza intranquilo por las calles llenas de musgo olvidado
y de las zarzas de púas carmesíes, de las que aún se escucha el llanto
que todavía no ha cesado, siguiendo las llamas de la cordura
te guían hasta la costanilla que desciende, ¿Qué ves allí abajo?
¿Qué forma tiene esa masa petrolífera y viscosa que se mueve?
Las temerosas huellas se acercan al ser y éste toma la forma
que nos atormenta allá donde vayamos, aquel demonio
que te persigue a todos los lugares, aquel maletín clandestino
que te consume y no puedes darle la espalda, dudando
de si la sangre de la hoja es tuya o de si son tus manos
las que empuñan el cuchillo que atraviesa tu carne.
Puedes correr y vagar por las aceras de la ciudad,
intentando que ese monstruo caiga en letargo eterno,
aguardando el momento de que la sangre deje de brotar
y de nutrir a las zarzas, esperando que el dolor desaparezca.
Puedes enfrentarte a su indómita mirada o también
puedes seguir el camino sin mirarle, ¿Qué ocurre entonces?
El camino se torna agreste, hostil, intentando llevarte de nuevo
al lugar donde debes afrontar a la bestia que clava sus colmillos
y trunca las sendas de huida que tú mismo eliges,
puedes terminar con su presencia,
puedes clavarle el cuchillo en el corazón,
pero tal vez... ¿Puedes aceptar su presencia y hacerla tuya?
Una vez desvanecido, se abre el camino, la roca etérea
se desvanece en compañía de la aterciopelada brisa
brindando una nueva tierra que descubrir y explorar
con sus ojos iluminados, gracias a la ciudad del ocaso,
con su visión expandida, gracias a la marabunta cegadora,
con un fragmento más de lo que forma su singular esencia
miércoles, 2 de noviembre de 2022
El umbral del limbo
sábado, 29 de octubre de 2022
La fisura del subconsciente
miércoles, 26 de octubre de 2022
Sol grisáceo
El peregrinaje de las almas
lunes, 24 de octubre de 2022
Emperador arcano
¿Hasta dónde hubiera llegado
aquella silueta en la sombra
si no hubiera extendido
su brazo hacía la luz?
El emperador torna sobre sí mismo
y observa a la fiel corte que le ha aconsejado
y guiado en sus decisiones, en quienes ha depositado
su confianza y ha confesado sus más oscuras vivencias.
¿Qué hubiera sido de esa pluma y su tinta
si no hubiera sentido el papel
el suave y cándido abrazo del sonido
ni la cálida brisa de las palabras?
El emperador dirige su mirada al pueblo
aquel que no perdió la fe ni le temió
a las adversidades abisales que atacaban
y atentaban contra el equilibrio del reino.
¿Hubiera nacido el monarca de entre las sombras
si el poeta hubiera ignorado ese alarido en la costa?
¿Se habrían abierto las puertas del templo arcano
aún sin la presencia de los fuegos fatuos?
El emperador dirige su mirada al espejo
y lo encuentra trizado a sus pies,
éste observa el trono y se acerca a él
portando sobre su cabeza, la corona arcana.
¿Hubiera despertado el emperador
sin la presencia del monarca en el templo?
¿Hubieran tomado forma la tinta del poeta
sin una mano que aceptara a la sombra?
El emperador se sienta en el trono
por los vitrales del templo entra la luz
que disipó la tormenta, convergiendo
sobre su corona y el emblema de su casta.
miércoles, 17 de agosto de 2022
El rostro del emperador
el emperador observa al soberano
y se desvanece mientras sonríe,
se escuchan sus últimas palabras
en un discreto susurro, como una caricia
del viento en el oído, “Al fín”.
El soberano escucha murmullos ininteligibles,
confundido busca por la estancia su origen
y se percata del espejo frente al trono
la última de las pruebas para obtener la corona,
para apropiarse de su emblema
para ver su rostro real, para ver brillar su alma.
El monarca contempla su rostro y su cuerpo,
en su cabeza reposa la corona arcana,
en su mirada resplandece el fervor de su voluntad,
en su semblante se palpa las marcas y cicatrices
que el tiempo, los caminos, los pasos y el acero
han forjado.
El rey, abrumado por las visiones y las sentencias
que revive y recuerda en el vidrio y en su faz,
vuelve en sí y divisa la luna sobre éste, siente su abrazo
cual suave y cariñosa brisa, en su hombro se posa la tejedora,
a su lado el guardián, y a su espalda emergen sus consejeros
y los pilares que fraguaron su corona y su imperio.
lunes, 15 de agosto de 2022
Luna de hielo
se alza la luna de hielo desde el Sur,
haciendo que la espalda de la figura,
cubierta por la túnica venidera, se congele,
advirtiendo de los aires funestos
que rodearán la isla remota.
Desafiando al orden natural, la mirada
de la noche se posa sobre la ínsula,
las nubes blanquecinas se tornan oscuras,
el cielo se tiñe de morado y los nubarrones
sacuden la tierra con su violácea realidad,
rompiendo el velo que lo cegó.
La silueta escucha la historia del sol y la luna,
de la que había sido prevenido, y aun así,
observa hasta el final de la tierra destinada
a ser destruida por la misma que la formó
bajo la coraza de la guerra fría y del ego,
ahora debe hundirse para ver su núcleo.
El nómada se levanta al ver la llegada del cazador,
observa a su espalda el camino
donde nace el alba y avanzan las horas
donde se alza el sol gris y se paraliza el tiempo
donde la verdad y las respuestas han estado
y han permanecido pacientes a su llegada.
Vitral violáceo
quién se hunde en la profundidad de las llamas
quién cuya mirada se torna oscura y su calor se apaga,
él extendió su mano hacia la silueta albina
de cuyo alrededor se formó la cúpula violácea,
aquella que enfrió y deshilachó su vínculo.
El cazador se sentó paciente en la distancia
dejando pasar el tiempo y viendo el ojo de la noche,
una y otra vez, observando el iris perdido y ausente
de la loba. Fue en la luna del trueno que estalló la tormenta
las paredes de la cueva se agrietaron dejando así escapar
el ardor y calidez de la hoguera, minando el fervor de la pira.
Él abre los ojos, y se presencia la ausencia de fulgor,
las grietas de la tierra muestran las fatídicas nubes
cargadas de truenos y rayos violáceos,
se siente su estruendo, tiembla la tierra y estalla el cielo.
Algo se clava en el pecho de la silueta vislumbra un fragmento
del vitral violáceo manchado con su sangre.
Alza la mirada y se percata de la realidad de la loba,
cegada por su propia guerra fría, constante e inmovil,
con una mecha prendida sobre la cúpula,
con una mecha paralizada en el tiempo,
con una mecha preparada para detonar,
el cazador camina hacia el exterior de la cueva.
Se posa bajo el póstigo que separa el pétreo interior
del camino de tierra que lleva a la costa de la isla,
allí el cazador se frena y ojea los cráneos de la entrada,
los contempla con frustración por no haber comprendido
el mensaje que realmente le querían decir esas inertes
mandíbulas y esas cuencas vacías.
El que porta la piel grisácea del guardián toma su senda,
y una vez llega a la costa se acerca al muelle en busca
de la barca en la que llegó a la isla remota, éste embarca
y navega por el vasto océano observando de lejos,
como la tormenta consume la tierra de la playa,
como se desvanece la luz de la luna y de las estrellas.
martes, 14 de junio de 2022
Dinastía celeste
en la húmeda arena, ésta aun con las manchas
que el poeta dejó en la tierra para encontrar el camino,
pero el avispado soberano alza su mirada a las estrellas
como el artista hizo en antaño, pues la retina albina
de la grata y afectuosa noche le examinó de vuelta.
El blanquecino iris del horizonte ojea su atavío
y asiente a la presencia y al carisma que inspiran,
la dilatada pupila del cielo inspecciona su mente
y atisba tras su carne, la esencia oculta,
aquella que une a la luna y al rey
aquella que el poeta no fue capaz de ver.
Ahora que el soberano la divisa
en el vasto horizonte celeste, éste le habla
y desconoce si sus palabras y plegarias
serán escuchadas, se pregunta si las ofrendas
serán de su agrado, si su aroma le llegará,
¿Será digno de portar sus dones y su etérea sangre?
Su llama es el faro que guía a las almas confundidas
por haber abandonado el plano de los mortales
hacia la senda donde Caronte navega río abajo,
su llama es fría cual ventisca embravecida
que congela a sus víctimas tras ser atravesadas,
es ella quien observa a sus hijos a través del cielo.
El protector potencia sus sentidos animales,
afila sus garras y dientes y curte su pelaje,
la tejedora aprende de sus hermanas
aquellas que moran con la túnica de ojos plateados,
el guia se abre paso a la esencia, a las almas
a través de los sonidos entre letra y letra.
viernes, 10 de junio de 2022
El emblema del emperador
atravesando la resistente sombra del poeta,
la reliquia se agrieta formando un arco dorado
y dejando entre ver la pluma del trovador,
aquella que ahora porta el monarca
y cuya tinta recorre sus venas.
Éste abre los ojos, sus pupilas se fijan
en la ausencia de esquirlas en el trono
en la presencia de polvo cristalino en sus contornos,
siente el peso de los fragmentos de la aureola real.
Se escucha alguien serpenteando tras el puesto ostentado,
¿Quién ha entrado en sus aposentos y osa intervenir en el sino?
Una silueta de denso y lúgubre aspecto emerge
vestida con el metal oxidado y corroído
por el paso del tiempo y la erosión del olvido,
pues el soberano no recordaba ni su rostro
ni su mirada, sus ojos se cruzan y la sombra
le apunta con su desafiante y combativo espadón.
El monarca y la robusta figura se enfrentan
y a cada choque de sus curtidas armas
se forjan los relámpagos que llevan al rey
a aquel lugar donde el tiempo transcurre detenido
a aquel lugar donde la tinta le susurra su nombre,
el emperador, título digno de posarse en el trono.
Vuelve en sí mismo tras el mensaje del poeta
y su pluma dorada, vislumbra sobre la cabeza
del emperador los fragmentos de una reliquia grisácea,
siente que aquellos cristales resuenan con su esencia
y su alma, que portan su nombre y que para completar
la imperfecta corona, disputarán la interminable contienda.
Mientras acontece la escaramuza imperial
en las espaldas del soberano es el juglar,
con su laúd y su melodía quien dibuja
y levanta el estandarte venidero
aquel que exhibe altivo el emblema
aun impropio y maltrecho por su letargo.
jueves, 2 de junio de 2022
Horizonte etéreo
no nos permiten escuchar ni sentir
lo que nos ofrece las tierras e hijos
de Gaia?
¿Por qué no somos capaces de atender
a las historias que los robles nos cuentan
al mecer sus hojas o mostrar sus raíces?
¿Será que no escuchamos sus latidos?
¿Por qué no nos quedamos embelesados
por la danza de la hierba del prado
acompañada por el rocío y por el viento?
¿Será que no logramos percibir su melodía?
¿Por qué no ojeamos a cada instante
el atavío celeste de la luna y sus delicados
y estrellados ornamentos?
¿Será que el centelleo de su mirada nos ciega?
¿Por qué no prestamos atención a los cantos
de los ríos y mares, cuya voz nos quieren
hacer llegar a nuestros oídos obstruidos?
¿Será que los estruendos industriales nos han ensordecido?
Tal vez nuestros sentidos están limitados
tal vez Gaia nos niega su gracia
tal vez no tenemos tiempo para apreciarlas
tal vez no queremos ni escuchar ni ver.
Una vez nuestros sentidos se abren
y Gaia nos considera dignos de escuchar
sus suaves y tenues palabras, se fortalece
nuestro entendimiento del horizonte.
Reliquia arcana
y éste le devuelve la mirada
viendo a través de sus retinas
la batalla que se disputa en él.
El soberano se posa frente a la reliquia arcana
de cuyas brechas salen las sombras del poeta
éstas afilan sus garras y espadas y le apuntan,
mas el rey alza su mangual y se defiende,
dialogan a través de los estruendos
metálicos que resuenan por la estancia.
Entre golpe y golpe, el que ostenta el asiento real
se percata de que en aquellas figuras sombrías
hay briznas de claridad ocultas y consumidas
por las propias tinieblas que rezuman de éstas,
una vez caen y el combate cesa, la reliquia absorbe
las hebras de luz y se agrieta, dejando ver su esencia arcana.
A medida que las siluetas lóbregas perecen
nuevas hordas aparecen, pero éstas se tornan
fragmentos dorados que caen en ese suelo etéreo
donde levita la reliquia, siendo piezas que unidas
forjan la corona que portará el monarca una vez
sea digno de acomodarse donde se halla su nombre grabado.
Pues es así como el gobernante comprende
que aquellas sombras en antaño eran la luz
que olvidó que tenía durante su letargo,
que aquella claridad y aquel fulgor lejanos
fueron consumidos por el devastador abismo
que quiebra y arrasa con todo a su paso.
miércoles, 1 de junio de 2022
Dragón postergado
en la morada del dragón blanco,
oprimido y estrangulado por las suaves manos
de aquellos que le han consentido con desdén
y soltado a las bestias del mundo estando desarmado.
En esta ocasión se apodera de él
el hastío y la impotencia de ser
aquel que ha sido mimado y desatendido,
es entonces cuando aprecia la distancia
que hay entre éstos y su presencia.
La figura escamada se enfurece
y escupe las llamaradas durante años cautivas
por el bienestar y equilibrio fingidos,
carboniza con sus palabras a aquellos
que con su tenue voz le engatusaron.
Ellos le buscan e invaden el espacio
que éste ha creado para sí mismo,
asedian la paz que ha logrado alcanzar
y dudan de su autonomía y supervivencia,
pues no logran ver su endurecida piel.
La silueta serpenteante entra en su pensamiento
y se percata de su error, accedió a olvidarlo todo
cuando el bienestar parecía real, pero lo recordó
cuando se desvelaron, cuando mostraron la verdad
tras el falso velo, siendo éste incapaz de condonar.