domingo, 13 de noviembre de 2022

Ponzoña petrolífera

Recorres el camino cuya arboleda
protege, llena de luz y amplía la visión
de todo aquel que pise con sensatez
la gentil tierra y las erosionadas rocas
que reciben el cálido abrazo del musgo.

Sientes un estruendo a tu espalda,
seguidamente un sonido metálico
estremece tu llama cuya candidez
te somete y dirige tu mirada hacia atrás,
donde puedes ver su inestable figura.

Un gran felino emerge de entre las zarzas
clavando su iris en ti, te acercas a él y observas
como su silueta rezuma la corrupción 
de la que está formada su cuerpo oscuro
de textura viscosa, espesa, densa.

A cada huella que borras, los anzuelos de las hebras
que nacen del felino atraviesan tu piel y se enredan
en tus brazos, en tus piernas, en tus labios
en tu mente, en tu esencia y en tu voluntad,
y según el paso del tiempo, te corrompe.

Tu firme espalda se ablanda y se vuelve endeble,
tus seguras melodías empiezan a desentonar,
tu profunda mirada se vacía, se anega y ciega a sí misma
tus extremidades se tornan de porcelana
y tu voluntad se desgasta, se marchita, se consume.

Una vez has deshecho parte de tus pasos y observas,
te das cuenta de donde te encuentras, de donde estas,
te das cuenta de quién es el felino, de su corrupción
te fijas en sus colmillos y sientes que te recubre
con su ponzoña petrolífera, tu consciencia desfallece.

Finalmente puedes llegar a alcanzar su áspero y degradado
pelaje, y en ese momento el felino alza sus zarpas y te inyecta
la corrupción que anula tu razón, ensordece y ciega tus ojos,
la corrupción narcótica y sedante que calma el dolor
de sus afiladas zarpas atravesando tus cicatrices ya sanadas.

Ella es la llama que ha llegado al punto de no retorno
consciente de las arboledas marchitas, infecta, putrefacta,
inconsciente y perdida en su ser, en su esencia, en su mirada,
siendo ahora una muñeca a merced de sus deseos y necesidades,
siendo frágil, quebrantable, dócil, sumisa...

¿Qué ocurrirá cuando quieras librarte de su veneno,
una vez quieras darte cuenta de que estás encerrada
tras cuatro paredes de metal adornadas con afectuosa pintura?

¿Podrán los peregrinos que te acompañaban
mirarte con los mismos ojos? ¿Serás tú la que escape
o será la muñeca junto a sus fragmentos trizados?

¿Podrás recuperar toda tu visión, reconstruirte a ti misma?
¿Podrás arrancar las esquirlas carmesíes que en tu cuerpo
estarán incrustadas y que han apagado tu tono de piel?

O tal vez... ¿Te acomodarás en ese lugar de naturaleza caótica
que te carcomerá y devastará hasta que el significado del "yo"
sea insignificante y los caminantes sigan sus pasos sin esperarte?

sábado, 5 de noviembre de 2022

La costanilla del pánico

Durante su peregrinaje, los pasos
de las almas se detienen, frente a ellas
se alza la roca etérea, pero tangible,
que impide que pueda avanzar,
se espesa la enigmática niebla
y las antorchas clarifican las dudas.


Ante su figura se alza la ciudad ocaso

donde la noche es sangrienta y subyuga al día

con sus desoladoras y desgarradoras zarpas,

donde la neblina es cegadora y las lúgubres calles

carcomen tus anhelos, apagan tu mirada, la vacían,

el deteriorado acero forma el puente hacia el horror.


Una vez cruzado, se derrumba y deja al caminante atrapado,

éste avanza intranquilo por las calles llenas de musgo olvidado

y de las zarzas de púas carmesíes, de las que aún se escucha el llanto

que todavía no ha cesado, siguiendo las llamas de la cordura

te guían hasta la costanilla que desciende, ¿Qué ves allí abajo?

¿Qué forma tiene esa masa petrolífera y viscosa que se mueve?


Las temerosas huellas se acercan al ser y éste toma la forma

que nos atormenta allá donde vayamos, aquel demonio

que te persigue a todos los lugares, aquel maletín clandestino

que te consume y no puedes darle la espalda, dudando

de si la sangre de la hoja es tuya o de si son tus manos

las que empuñan el cuchillo que atraviesa tu carne.


Puedes correr y vagar por las aceras de la ciudad,

intentando que ese monstruo caiga en letargo eterno,

aguardando el momento de que la sangre deje de brotar

y de nutrir a las zarzas, esperando que el dolor desaparezca.

Puedes enfrentarte a su indómita mirada o también 

puedes seguir el camino sin mirarle, ¿Qué ocurre entonces?


El camino se torna agreste, hostil, intentando llevarte de nuevo

al lugar donde debes afrontar a la bestia que clava sus colmillos

y trunca las sendas de huida que tú mismo eliges,

puedes terminar con su presencia,

puedes clavarle el cuchillo en el corazón,

pero tal vez... ¿Puedes aceptar su presencia y hacerla tuya?


Una vez desvanecido, se abre el camino, la roca etérea

se desvanece en compañía de la aterciopelada brisa

brindando una nueva tierra que descubrir y explorar

con sus ojos iluminados, gracias a la ciudad del ocaso,

con su visión expandida, gracias a la marabunta cegadora,

con un fragmento más de lo que forma su singular esencia

miércoles, 2 de noviembre de 2022

El umbral del limbo

Donde yace el árbol arrancado
por la fuerza del tiempo
y la benevolencia de la naturaleza,
se encuentra el umbral del velo que separa 
el sucesivo amanecer de la noche eterna.

El nómada atraviesa la barrera
en busca de los restos pétreos del pilar,
han pasado doce lunas, doce Octubres,
se encuentran el caminante y el emperador
observando su nombre y su tiempo mundano
donde moran las brasas de la etérea llama.

El poeta, 
aquel que se obcecó en su ceguera
y negó ver el muro de mineral negro
que el mismo reforzó.

El monarca,
aquel que trizó el mineral oscuro
aquel que abrió las puertas del templo
donde la tinta del poeta nunca sonaría.

El emperador,
aquel que reflexionó y fue capaz de recuperar
el trono que el poeta le negó con el letargo
y le acorraló con la oscuridad de la obsidiana.

El nómada y el emperador cierran los ojos
agradeciendo la caída de la muralla
agradeciendo la claridad del nuevo horizonte
sin sentir ni pesar ni orgullo de la actitud,
palabras y actos del poeta, se miran y preguntan:
"¿Podría haber sido distinto, cierto?"

Donde yace el árbol arrancado
por la fuerza del tiempo
y la benevolencia de la naturaleza,
la corona y el errante pisan el asfalto,
la pluma se marchita y su vela se consume.

sábado, 29 de octubre de 2022

La fisura del subconsciente

¿Qué es aquella voz que nos susurra
en un lenguaje críptico, ininteligible
para los sentidos mundanos?

¿De dónde nacen las delgadas hebras
que se anclan en la piel y en la carne,
haciendo de ésta su marioneta?

"Ahoga tu percepción del mundo,
adéntrate en el anegado océano
dónde se oculta el caos y la oscuridad"

"Atraviesa esas zarzas y llegarás
al velo que nos separa, un fino manto
que mitiga  mi presencia"

Llegados a ese lugar, frente a esa elástica
barrera que nos limita y nos hace crecer,
se sesga la tela y crea la fisura del subconsciente.

La salida de la consciencia desconocida, incluso temida,
la entrada de la inconsciencia conocida, aterrada 
de las sentencias de nuestros movimientos.

"Las brechas se abren y cierran incesantes,
el fútil e ínfimo sonido del reloj no marca
ninguna hora, ni se mueven sus agujas siquiera"

"Las fisuras se deshilachan y cosen sucesivamente,
donde ni el deterioro natural ni el camino etéreo marcan 
el lugar más débil de la imperceptible e impenetrable tela"

¿Qué ocurriría si nosotros accediéramos
al lugar donde resta parte de nuestra esencia
oculta y custodiada por el eléctrico instinto?

¿Qué podríamos encontrar en ese lugar
oculto en nosotros y de nuestra propia percepción
cuando nos preguntamos acerca del "Yo"?

miércoles, 26 de octubre de 2022

Sol grisáceo

La tempestad oscurece el firmamento,
inunda y enfanga la tierra del laberinto
dónde la niebla y la afilada brisa anulan
los sentidos del nómada perdido,
rugen los truenos violáceos y se ensartan
en la arena de obsidiana las lanzas eléctricas.

Se observa en el horizonte, por un leve instante,
la luz de la estrella de la tormenta, ilumina la salida
con la luz y la voz de la noche, 
mostrando al nómada la manera para escapar
de la infinidad del laberinto huracanado,
de evitar la corrupción de los pensamientos.

Amaina la tormenta, de poco en poco, 
dejando espacio en el espejo del mar
al sol gris que se alza e ilumina las sendas
con su tenue claridad y entonces él se percata
de la presencia de aquel ave posado en su hombro,
éste bate sus alas y alza el vuelo acompañándolo.

El halcón plateado expande sus plumas y muestra,
bajo el sol gris, sus brillantes ropajes con orgullo,
el viento les susurra y escribe en el oído
ambos observan el lugar que la brisa les indica
y allí se observa, un majestuoso y portentoso brillo,
portando su sombra grisácea, el nómada avanza.

El peregrinaje de las almas

Suenan las campanas etéreas de la sangre
cuando la esencia y el cuerpo se unen
condenándola a vagar por una senda
que su final ya ha sido anunciado,
bendiciéndola con el don del conocimiento
y las vivencias vitales.

Inician desde el ovillo del sino y éstas
eligen a placer qué bifurcación tomar,
en qué esquina girar y donde hallarse,
los hilos que salen de sus pies y de su tiempo
se unen entre sí, tejiendo así la telaraña cambiante.

Los filamentos forman vínculos con otras fibras,
desconocidas para las cuencas cristalinas
y familiares para el subconsciente enterrado,
las cadenas livianas las unen con más fuerza
que sogas maltrechas y mordazas ensangrentadas.

Siguen creando más huellas en la tierra
cambian los paisajes, el clima y la fauna,
cambian su mirada, su voluntad y su carne,
llegan las tejedoras y deshilachan las hebras
para hilarlas con otras nuevas o ya veteranas.

Finalmente, algunos deciden donde morar
hasta que su hogar les llame de vuelta
ansiosas de sentir su melodía de nuevo,
otros caen en sus propios abismos o el fuego
de las voces hace que arda y lastime su cuerpo.

lunes, 24 de octubre de 2022

Emperador arcano

¿Hasta dónde hubiera llegado

aquella silueta en la sombra

si no hubiera extendido

su brazo hacía la luz?


El emperador torna sobre sí mismo

y observa a la fiel corte que le ha aconsejado

y guiado en sus decisiones, en quienes ha depositado

su confianza y ha confesado sus más oscuras vivencias.


¿Qué hubiera sido de esa pluma y su tinta

si no hubiera sentido el papel

el suave y cándido abrazo del sonido

ni la cálida brisa de las palabras?


El emperador dirige su mirada al pueblo

aquel que no perdió la fe ni le temió

a las adversidades abisales que atacaban

y atentaban contra el equilibrio del reino.


¿Hubiera nacido el monarca de entre las sombras

si el poeta hubiera ignorado ese alarido en la costa?

¿Se habrían abierto las puertas del templo arcano

aún sin la presencia de los fuegos fatuos?


El emperador dirige su mirada al espejo

y lo encuentra trizado a sus pies, 

éste observa el trono y se acerca a él

portando sobre su cabeza, la corona arcana.


¿Hubiera despertado el emperador 

sin la presencia del monarca en el templo?

¿Hubieran tomado forma la tinta del poeta

sin una mano que aceptara a la sombra?


El emperador se sienta en el trono

por los vitrales del templo entra la luz

que disipó la tormenta, convergiendo

sobre su corona y el emblema de su casta.

miércoles, 17 de agosto de 2022

El rostro del emperador

La escaramuza imperial se detiene,
el emperador observa al soberano

y se desvanece mientras sonríe,

se escuchan sus últimas palabras

en un discreto susurro, como una caricia

del viento en el oído, “Al fín”.


El soberano escucha murmullos ininteligibles,

confundido busca por la estancia su origen

y se percata del espejo frente al trono

la última de las pruebas para obtener la corona,

para apropiarse de su emblema

para ver su rostro real, para ver brillar su alma.


El monarca contempla su rostro y su cuerpo,

en su cabeza reposa la corona arcana,

en su mirada resplandece el fervor de su voluntad,

en su semblante se palpa las marcas y cicatrices

que el tiempo, los caminos, los pasos y el acero 

han forjado.


El rey, abrumado por las visiones y las sentencias

que revive y recuerda en el vidrio y en su faz,

vuelve en sí y divisa la luna sobre éste, siente su abrazo

cual suave y cariñosa brisa, en su hombro se posa la tejedora,

a su lado el guardián, y a su espalda emergen sus consejeros

y los pilares que fraguaron su corona y su imperio.

lunes, 15 de agosto de 2022

Luna de hielo

Adelantada a su tiempo y momento
se alza la luna de hielo desde el Sur,

haciendo que la espalda de la figura,

cubierta por la túnica venidera, se congele,

advirtiendo de los aires funestos 

que rodearán la isla remota.


Desafiando al orden natural, la mirada

de la noche se posa sobre la ínsula,

las nubes blanquecinas se tornan oscuras,

el cielo se tiñe de morado y los nubarrones

sacuden la tierra con su violácea realidad,

rompiendo el velo que lo cegó.


La silueta escucha la historia del sol y la luna,

de la que había sido prevenido, y aun así, 

observa hasta el final de la tierra destinada

a ser destruida por la misma que la formó

bajo la coraza de la guerra fría y del ego,

ahora debe hundirse para ver su núcleo.


El nómada se levanta al ver la llegada del cazador,

observa a su espalda el camino 

donde nace el alba y avanzan las horas

donde se alza el sol gris y se paraliza el tiempo

donde la verdad y las respuestas han estado

y han permanecido pacientes a su llegada.

Vitral violáceo

Ahora es la loba quien observa la hoguera,
quién se hunde en la profundidad de las llamas

quién cuya mirada se torna oscura y su calor se apaga,

él extendió su mano hacia la silueta albina

de cuyo alrededor se formó la cúpula violácea,

aquella que enfrió y deshilachó su vínculo.

 

El cazador se sentó paciente en la distancia

dejando pasar el tiempo y viendo el ojo de la noche,

una y otra vez, observando el iris perdido y ausente

de la loba. Fue en la luna del trueno que estalló la tormenta

las paredes de la cueva se agrietaron dejando así escapar

el ardor y calidez de la hoguera, minando el fervor de la pira.

 

Él abre los ojos, y se presencia la ausencia de fulgor,

las grietas de la tierra muestran las fatídicas nubes

cargadas de truenos y rayos violáceos, 

se siente su estruendo, tiembla la tierra y estalla el cielo.

Algo se clava en el pecho de la silueta vislumbra un fragmento

del vitral violáceo manchado con su sangre.

 

Alza la mirada y se percata de la realidad de la loba,

cegada por su propia guerra fría, constante e inmovil,

con una mecha prendida sobre la cúpula,

con una mecha paralizada en el tiempo, 

con una mecha preparada para detonar,

el cazador camina hacia el exterior de la cueva.

 

Se posa bajo el póstigo que separa el pétreo interior

del camino de tierra que lleva a la costa de la isla,

allí el cazador se frena y ojea los cráneos de la entrada,

los contempla con frustración por no haber comprendido

el mensaje que realmente le querían decir esas inertes

mandíbulas y esas cuencas vacías.

 

El que porta la piel grisácea del guardián toma su senda,

y una vez llega a la costa se acerca al muelle en busca

de la barca en la que llegó a la isla remota, éste embarca

y navega por el vasto océano observando de lejos,

como la tormenta consume la tierra de la playa,

como se desvanece la luz de la luna y de las estrellas.

martes, 14 de junio de 2022

Dinastía celeste

Se hunden las metálicas huellas del monarca
en la húmeda arena, ésta aun con las manchas

que el poeta dejó en la tierra para encontrar el camino,

pero el avispado soberano alza su mirada a las estrellas

como el artista hizo en antaño, pues la retina albina

de la grata y afectuosa noche le examinó de vuelta.


El blanquecino iris del horizonte ojea su atavío

y asiente a la presencia y al carisma que inspiran,

la dilatada pupila del cielo inspecciona su mente

y atisba tras su carne, la esencia oculta,

aquella que une a la luna y al rey

aquella que el poeta no fue capaz de ver.


Ahora que el soberano la divisa

en el vasto horizonte celeste, éste le habla

y desconoce si sus palabras y plegarias

serán escuchadas, se pregunta si las ofrendas

serán de su agrado, si su aroma le llegará,

¿Será digno de portar sus dones y su etérea sangre?


Su llama es el faro que guía a las almas confundidas

por haber abandonado el plano de los mortales

hacia la senda donde Caronte navega río abajo,

su llama es fría cual ventisca embravecida

que congela a sus víctimas tras ser atravesadas,

es ella quien observa a sus hijos a través del cielo.


El protector potencia sus sentidos animales,

afila sus garras y dientes y curte su pelaje,

la tejedora aprende de sus hermanas

aquellas que moran con la túnica de ojos plateados,

el guia se abre paso a la esencia, a las almas

a través de los sonidos entre letra y letra.


viernes, 10 de junio de 2022

El emblema del emperador

Se siente la última sacudida de su mangual
atravesando la resistente sombra del poeta,
la reliquia se agrieta formando un arco dorado

y dejando entre ver la pluma del trovador,

aquella que ahora porta el monarca

y cuya tinta recorre sus venas.


Éste abre los ojos, sus pupilas se fijan

en la ausencia de esquirlas en el trono

en la presencia de polvo cristalino en sus contornos,

siente el peso de los fragmentos de la aureola real.

Se escucha alguien serpenteando tras el puesto ostentado,

¿Quién ha entrado en sus aposentos y osa intervenir en el sino?


Una silueta de denso y lúgubre aspecto emerge

vestida con el metal oxidado y corroído

por el paso del tiempo y la erosión del olvido,

pues el soberano no recordaba ni su rostro

ni su mirada, sus ojos se cruzan y la sombra

le apunta con su desafiante y combativo espadón.


El monarca y la robusta figura se enfrentan

y a cada choque de sus curtidas armas

se forjan los relámpagos que llevan al rey

a aquel lugar donde el tiempo transcurre detenido

a aquel lugar donde la tinta le susurra su nombre,

el emperador, título digno de posarse en el trono.


Vuelve en sí mismo tras el mensaje del poeta

y su pluma dorada, vislumbra sobre la cabeza

del emperador los fragmentos de una reliquia grisácea,

siente que aquellos cristales resuenan con su esencia

y su alma, que portan su nombre y que para completar

la imperfecta corona, disputarán la interminable contienda.


Mientras acontece la escaramuza imperial

en las espaldas del soberano es el juglar,

con su laúd y su melodía quien dibuja

y levanta el estandarte venidero

aquel que exhibe altivo el emblema

aun impropio y maltrecho por su letargo.

jueves, 2 de junio de 2022

Horizonte etéreo

¿Por qué será que nuestros ojos
no nos permiten escuchar ni sentir

lo que nos ofrece las tierras e hijos

de Gaia?


¿Por qué no somos capaces de atender

a las historias que los robles nos cuentan

al mecer sus hojas o mostrar sus raíces?

¿Será que no escuchamos sus latidos?


¿Por qué no nos quedamos embelesados

por la danza de la hierba del prado 

acompañada por el rocío y por el viento?

¿Será que no logramos percibir su melodía?


¿Por qué no ojeamos a cada instante

el atavío celeste de la luna y sus delicados

y estrellados ornamentos?

¿Será que el centelleo de su mirada nos ciega?


¿Por qué no prestamos atención a los cantos

de los ríos y mares, cuya voz nos quieren

hacer llegar a nuestros oídos obstruidos?

¿Será que los estruendos industriales nos han ensordecido?


Tal vez nuestros sentidos están limitados

tal vez Gaia nos niega su gracia

tal vez no tenemos tiempo para apreciarlas

tal vez no queremos ni escuchar ni ver.


Una vez nuestros sentidos se abren

y Gaia nos considera dignos de escuchar

sus suaves y tenues palabras, se fortalece

nuestro entendimiento del horizonte.

Reliquia arcana

El monarca observa el trono
y éste le devuelve la mirada

viendo a través de sus retinas

la batalla que se disputa en él.


El soberano se posa frente a la reliquia arcana

de cuyas brechas salen las sombras del poeta

éstas afilan sus garras y espadas y le apuntan,

mas el rey alza su mangual y se defiende,

dialogan a través de los estruendos

metálicos que resuenan por la estancia.


Entre golpe y golpe, el que ostenta el asiento real

se percata de que en aquellas figuras sombrías

hay briznas de claridad ocultas y consumidas

por las propias tinieblas que rezuman de éstas,

una vez caen y el combate cesa, la reliquia absorbe

las hebras de luz y se agrieta, dejando ver su esencia arcana.


A medida que las siluetas lóbregas perecen

nuevas hordas aparecen, pero éstas se tornan

fragmentos dorados que caen en ese suelo etéreo

donde levita la reliquia, siendo piezas que unidas

forjan la corona que portará el monarca una vez 

sea digno de acomodarse donde se halla su nombre grabado.


Pues es así como el gobernante comprende

que aquellas sombras en antaño eran la luz

que olvidó que tenía durante su letargo,

que aquella claridad y aquel fulgor lejanos

fueron consumidos por el devastador abismo

que quiebra y arrasa con todo a su paso.

miércoles, 1 de junio de 2022

Dragón postergado

Inicia el conflicto de nuevo
en la morada del dragón blanco,

oprimido y estrangulado por las suaves manos

de aquellos que le han consentido con desdén

y soltado a las bestias del mundo estando desarmado.


En esta ocasión se apodera de él

el hastío y la impotencia de ser

aquel que ha sido mimado y desatendido,

es entonces cuando aprecia la distancia

que hay entre éstos y su presencia.


La figura escamada se enfurece

y escupe las llamaradas durante años cautivas

por el bienestar y equilibrio fingidos,

carboniza con sus palabras a aquellos

que con su tenue voz le engatusaron.


Ellos le buscan e invaden el espacio 

que éste ha creado para sí mismo,

asedian la paz que ha logrado alcanzar

y dudan de su autonomía y supervivencia,

pues no logran ver su endurecida piel.


La silueta serpenteante entra en su pensamiento

y se percata de su error, accedió a olvidarlo todo

cuando el bienestar parecía real, pero lo recordó

cuando se desvelaron, cuando mostraron la verdad

tras el falso velo, siendo éste incapaz de condonar.