sábado, 22 de enero de 2022

Puerta a mis demonios

Nubes de neblina negra y densa
se forman a mi alrededor, eclipsan
la luz que me protege, y la invocan, 
emerge desde las sombras, la puerta
donde moran los demonios hambrientos
que ansían mi sangre y mi esencia.

Se abre la puerta hacia el pozo abisal
cuando uno de los pilares creadores
se derrumba cual piedra inerte sin vida,
me encuentro al filo del abismo y observo
sus garras ensangrentadas y sus ojos codiciosos,
¿Podré pisar la tierra de nuevo sin ser devorado?

Se abre la puerta hacia la playa
donde el aciago viento enmudece mis lamentos,
donde las olas inundan mis tristes mares,
donde este maquiavélico océano oculta
las arenas movedizas que me ahogan y nublan mi mente,
¿Podré escapar de sus manos de arena sombría? 

Se abre la puerta y suenan las melodías feriales
que me seducen y me llevan al lugar,
donde salvajes criaturas del averno me guían
hasta la caótica y quebradiza noria sin frenos,
que con su impulso, trizará mi rubí de sangre,
¿Podré parar la fatídica e inestable atracción? 

Miles de entradas al abismo se abren,
miles de brechas al abismo se cierran,
la niebla se disipa y los portales se desvanecen.

Voy a pisar la tierra por la luz de candiles a mi espalda,
voy a nadar en frías y pacíficas aguas sin tocar la arena,
voy a detenerla y encontraré la inalterable emoción.

miércoles, 12 de enero de 2022

Espejismo quebrado

En la senda hacía las montañas
se encuentra la figura sin escamas,
escapando de su morada, el palacio,
donde no permitieron que la vida
forjara su piel de hierro blanco.

Atravesando el bosque, la silueta
observó como se marchitaban
los brotes que habían florecido,
sintió como las espinas de las rosas
le abrían la piel, y como las cicatrices,
sin el río carmesí, se tornaban de metal.

Una vez en las tierras rocosas, ojeó
los hogares de los mineros de antaño,
donde descansaban sus esqueletos desgastados,
la figura estableció su nuevo hogar, con un pico
y un lugar donde clavarlo, formando así
las escamas blancas que formaban su tez.

Pasaron diversas primaveras antes de conseguirlo,
antes de expulsar toda la ponzoña que las espinas
habían inyectado en su alma cándida, mas la niebla,
como si de un asalto se tratase, irrumpió en la montaña,
a través de esta podía avistarse dos esbozos terrenales,
una esbelta figura acompañada de una sombra de obsidiana.

Las blancas escamas y la esbelta figura se encontraron,
la figura portaba un vestido esotérico y encantador,
se formó un espejo entre ambos, donde la figura escamada
ojeó reflejadas sus heridas abiertas, el temor y el horror
ahogaron su alma en la sangre de sus heridas del pasado,
recordando el dolor y temiendo la partida de la dama.

La dama danzaba con la sombra, sin poder atravesar
la coraza de obsidiana que los separaba, con el tiempo
esa sombra se desvanecía, a su vez, con las interacciones
entre la dama y la tez escamada, el espejo se resquebrajaba
pero aun permanecía, mostrando las hirientes posibilidades
que le deparaban si mostraba lo que había tras las escamas.

Una noche de luna creciente, la sombra, las escamas y la dama,
estaban frente a una hoguera acompañada de la melodía
que el crepitar de las llamas les ofrecía, se rasgaron las escamas
y su alma cantó la verdad que el rubí latiente deseaba mostrar,
fue entonces cuando el espejismo se quebró, con las dulces palabras
y confesiones de la dama hacía la tez pálida.

La sombra se desvaneció sin saber que se había roto el espejismo, 
incapaz de mostrar lo que ocultaba tras sus muros de obsidiana.
La dama y las fulgurantes escamas se unieron, la prueba fue
el brillo del Jade verde en el cuello de la dama,
junto a la luz de la noche y al brillo de las estrellas, este fue entregado
al nuevo portador de la esencia y sonrisa de la dama.

Mas el tiempo dictará cuando podrán unirse sus almas,
una vez la sangre haya dejado de fluir,
una vez la herida se haya suturado,
una vez la cicatriz se haya cerrado,
en ese entonces se vincularán y ambos resplandecerán de dicha. 

viernes, 7 de enero de 2022

Del sol oscuro a la plácida luna

Sale el felino de su morada

avistando como nace el falso sol

entre las colinas del páramo nevado,

iluminando el camino hacia la luna.


En su periplo encuentra un libro de antaño,

el cual narra las enseñanzas autoimpuestas

del oscuro sol bajo el que vivido su juventud,

del papel, en forma de cadenas de petróleo,

se abalanzan las sombras sobre el felino.


Este huye por un bosque denso y tétrico,

donde la niebla humedece y encharca sus pasos,

el felino corre con la oscuridad detrás de él

mostrando sus colmillos hambrientos,

mas una luz disipa la niebla del pasado.


Logrando salir del bosque, entre las colinas,

el falso sol se oculta tras estas, y el cielo

se sonroja y toma tonos anaranjados su tez,

este sigue corriendo, en busca del refugio nocturno.


Llega a un prado, guiado por la luz de la luna,

donde ya no hay nieve, el lugar grita vida

allá donde mires, las flores llevan al altar

donde yacen fragmentos de porcelana olvidada

y ocultados por el falso sol.


El animal se acerca a ese pacífico altar,

al compás, la noche alumbra la escena,

la porcelana se une de nuevo entre sí

formando así, con bellos grabados dorados, 

la taza que eclipsa al sol y quema las cadenas.


Entra el felino en su nueva morada,

arropado por la suave brisa de la noche

y protegido por las estrellas, cierra los ojos

orgulloso de haber llegado a ese lugar.