jueves, 4 de septiembre de 2014

Sin título

Estaba hundido en la miseria, 
en un pantano abandonado 
y entre la basura escondido, 
infectado por el parásito 
llamado soledad. 

Vi una sonrisa que brillaba 
a lo lejos de mi oscuridad, 
vi unos ojos que me miraban 
a mis empapados ojos, 
sentí una mano que me cogía, 
la tuya. 

Salí a la luz de la noche 
aquella que te ciega de alegría, 
aquella que te alumbra el camino, 
aquella que crea la sonrisa 
a partir de otra media luna.  

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