Una cadena se haya
en el cuello del felino,
un candado de ella cuelga
y en su reverso, grabado
se encuentra su promesa.
Cadenas oxidadas de dolor,
de errores que no volverán,
aquellas heridas que se curan
con la presencia del metal
y con la ausencia de la llave.
Un cerrojo que nos une,
y solamente tuya, la decisión
de que siga oxidando la cadena
sin tu recuerdo colgando de ella.
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