miércoles, 12 de enero de 2022

Espejismo quebrado

En la senda hacía las montañas
se encuentra la figura sin escamas,
escapando de su morada, el palacio,
donde no permitieron que la vida
forjara su piel de hierro blanco.

Atravesando el bosque, la silueta
observó como se marchitaban
los brotes que habían florecido,
sintió como las espinas de las rosas
le abrían la piel, y como las cicatrices,
sin el río carmesí, se tornaban de metal.

Una vez en las tierras rocosas, ojeó
los hogares de los mineros de antaño,
donde descansaban sus esqueletos desgastados,
la figura estableció su nuevo hogar, con un pico
y un lugar donde clavarlo, formando así
las escamas blancas que formaban su tez.

Pasaron diversas primaveras antes de conseguirlo,
antes de expulsar toda la ponzoña que las espinas
habían inyectado en su alma cándida, mas la niebla,
como si de un asalto se tratase, irrumpió en la montaña,
a través de esta podía avistarse dos esbozos terrenales,
una esbelta figura acompañada de una sombra de obsidiana.

Las blancas escamas y la esbelta figura se encontraron,
la figura portaba un vestido esotérico y encantador,
se formó un espejo entre ambos, donde la figura escamada
ojeó reflejadas sus heridas abiertas, el temor y el horror
ahogaron su alma en la sangre de sus heridas del pasado,
recordando el dolor y temiendo la partida de la dama.

La dama danzaba con la sombra, sin poder atravesar
la coraza de obsidiana que los separaba, con el tiempo
esa sombra se desvanecía, a su vez, con las interacciones
entre la dama y la tez escamada, el espejo se resquebrajaba
pero aun permanecía, mostrando las hirientes posibilidades
que le deparaban si mostraba lo que había tras las escamas.

Una noche de luna creciente, la sombra, las escamas y la dama,
estaban frente a una hoguera acompañada de la melodía
que el crepitar de las llamas les ofrecía, se rasgaron las escamas
y su alma cantó la verdad que el rubí latiente deseaba mostrar,
fue entonces cuando el espejismo se quebró, con las dulces palabras
y confesiones de la dama hacía la tez pálida.

La sombra se desvaneció sin saber que se había roto el espejismo, 
incapaz de mostrar lo que ocultaba tras sus muros de obsidiana.
La dama y las fulgurantes escamas se unieron, la prueba fue
el brillo del Jade verde en el cuello de la dama,
junto a la luz de la noche y al brillo de las estrellas, este fue entregado
al nuevo portador de la esencia y sonrisa de la dama.

Mas el tiempo dictará cuando podrán unirse sus almas,
una vez la sangre haya dejado de fluir,
una vez la herida se haya suturado,
una vez la cicatriz se haya cerrado,
en ese entonces se vincularán y ambos resplandecerán de dicha. 

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