martes, 27 de enero de 2015

Sueño oceánico

Un buen pescador
en su barca y con paciencia
mantiene la caña entre sus manos,
espera a que llegue la presa.

Siempre se valía de presas
como sardinas, atunes,
poco alimento,
pero un día pescó la mayor
presa de su vida.

Pasaron los años,
pasó su vida en lo que
se fumaba el último cigarro,
y la gran alegría seguía ahí,
sin pudrirse ni fugarse al mar.

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