Un día que recordar
es aquel en el que tú
hiciste que mi pecho
volviera a latir.
Derrumbaste la barrera
que construí para que nadie
pudiera entrar, pero pasó,
entraste con la llave
que había en tu ser.
Calentaste el frío cemento,
seco y duro, de la barrera,
hiciste que la negra niebla
se disipara, conseguiste
llenar la oscuridad de sonrisas.
Un día que recordar
es aquel en el que tú
hiciste que mi pecho
volviera a latir.
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