martes, 2 de junio de 2015

El hacha y sus manos

En un camino lleno de escarcha
y en un tronco clavada un hacha,
sin nadie para sacarla y sanar
la herida, era yo el protagonista.

El hacha se movía en ocasiones,
pero sólo abrían más la herida
todo eran falsas esperanzas perdidas
en miradas vacías, como cuando semilla.

Un día vino alguien y la agarró,
tiró y la sacó, la herida se sanó,
todo gracias al calor que derritió la escarcha
y a las manos que me rodearon.

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