se alza la luna de hielo desde el Sur,
haciendo que la espalda de la figura,
cubierta por la túnica venidera, se congele,
advirtiendo de los aires funestos
que rodearán la isla remota.
Desafiando al orden natural, la mirada
de la noche se posa sobre la ínsula,
las nubes blanquecinas se tornan oscuras,
el cielo se tiñe de morado y los nubarrones
sacuden la tierra con su violácea realidad,
rompiendo el velo que lo cegó.
La silueta escucha la historia del sol y la luna,
de la que había sido prevenido, y aun así,
observa hasta el final de la tierra destinada
a ser destruida por la misma que la formó
bajo la coraza de la guerra fría y del ego,
ahora debe hundirse para ver su núcleo.
El nómada se levanta al ver la llegada del cazador,
observa a su espalda el camino
donde nace el alba y avanzan las horas
donde se alza el sol gris y se paraliza el tiempo
donde la verdad y las respuestas han estado
y han permanecido pacientes a su llegada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario