miércoles, 17 de agosto de 2022

El rostro del emperador

La escaramuza imperial se detiene,
el emperador observa al soberano

y se desvanece mientras sonríe,

se escuchan sus últimas palabras

en un discreto susurro, como una caricia

del viento en el oído, “Al fín”.


El soberano escucha murmullos ininteligibles,

confundido busca por la estancia su origen

y se percata del espejo frente al trono

la última de las pruebas para obtener la corona,

para apropiarse de su emblema

para ver su rostro real, para ver brillar su alma.


El monarca contempla su rostro y su cuerpo,

en su cabeza reposa la corona arcana,

en su mirada resplandece el fervor de su voluntad,

en su semblante se palpa las marcas y cicatrices

que el tiempo, los caminos, los pasos y el acero 

han forjado.


El rey, abrumado por las visiones y las sentencias

que revive y recuerda en el vidrio y en su faz,

vuelve en sí y divisa la luna sobre éste, siente su abrazo

cual suave y cariñosa brisa, en su hombro se posa la tejedora,

a su lado el guardián, y a su espalda emergen sus consejeros

y los pilares que fraguaron su corona y su imperio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario