miércoles, 26 de octubre de 2022

El peregrinaje de las almas

Suenan las campanas etéreas de la sangre
cuando la esencia y el cuerpo se unen
condenándola a vagar por una senda
que su final ya ha sido anunciado,
bendiciéndola con el don del conocimiento
y las vivencias vitales.

Inician desde el ovillo del sino y éstas
eligen a placer qué bifurcación tomar,
en qué esquina girar y donde hallarse,
los hilos que salen de sus pies y de su tiempo
se unen entre sí, tejiendo así la telaraña cambiante.

Los filamentos forman vínculos con otras fibras,
desconocidas para las cuencas cristalinas
y familiares para el subconsciente enterrado,
las cadenas livianas las unen con más fuerza
que sogas maltrechas y mordazas ensangrentadas.

Siguen creando más huellas en la tierra
cambian los paisajes, el clima y la fauna,
cambian su mirada, su voluntad y su carne,
llegan las tejedoras y deshilachan las hebras
para hilarlas con otras nuevas o ya veteranas.

Finalmente, algunos deciden donde morar
hasta que su hogar les llame de vuelta
ansiosas de sentir su melodía de nuevo,
otros caen en sus propios abismos o el fuego
de las voces hace que arda y lastime su cuerpo.

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