viernes, 3 de febrero de 2023

Cárdeno reflejo

Se hace el silencio en la bóveda oculta
y la presencia de la tejedora y sus hilos
desaparecen, se evaporan y emerge,
densa y desconcertante, una niebla violácea
que enmudece y desconcierta al nómada,
delante de él, suenan las grietas en el cristal.

De las superficiales fisuras escapan
morados fuegos que flotan en la niebla,
se escucha el eco de sus susurros,
ininteligibles y a su vez estremecedores,
la duda y la incertidumbre inundan el lugar
y la bruma arremete en su contra, le abate.

Éste alza su mirada, la dirige al espejo quebrado
dónde pude vislumbrar la espalda de una sombra,
una sombra solitaria vagando sin rumbo
por las áridas, devastadas y agrietadas tierras,
dónde cada huella puede fracturar sus huesos,
dónde el aciago sonido puede triturar sus pensamientos.

En lo alto de ese paisaje, iluminando el contorno oscuro,
se muestra el sol negro, destinado a consumir y castigar
a todo caminante que entre en sus dominios y no pueda seguir
por la senda que éste ha elegido.

El vidrio se torna polvo, la abocinada piedra se descompone,
la oscuridad y el temor fijan su mirada en él,
la sombra se torna sobre si misma y con sus cuencas vacías
le incita a buscar la senda que lleva hacia el eclipse.

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