sábado, 23 de abril de 2022

Loba albina

En su travesía hacia la costa
el cazador esquiva las trepadoras lascivas
que intentan atraparle, mas la ponzoña
de sus espinas le atraviesan la sangre
y este tropieza junto con su moral traicionada. 
La silueta de pelaje grisáceo se levanta y sigue.


Arrancándose las espinas y su veneno,
dejando atrás las cadenas rotas que
una vez le anclaron y ataron, la ve,
frente al calmado oleaje del mar.


Bello pelaje blanco recubre su esbelta figura,
de su tez sobresalen los cristales incrustados
de color plateado blanquecino, aquellos que empujan
a la loba a seguir luchando y a alejar
las dagas que la hirieron. Sus miradas se encuentran
y revelan las cicatrices de su alma, la fuerza de su esencia.


Esta huye a su morada, desafiando al cazador
a ir en su búsqueda y conocer en profundidad
la realidad de su esencia, escondida tras los temores
y cubierta por la niebla de la incertidumbre.


El cazador se acerca a la entrada,
donde hay cráneos colgados de aquellos
que no se atrevieron a entrar, tras el umbral
la densa niebla ciega todos los sentidos,
se escuchan los susurros del tormentoso pasado
que eriza la piel del viajero.


Finalmente, tras cruzar la bóveda de púas pétreas,
el cazador se encuentra a la loba frente a una hoguera, 
de la cual sus brasas te arropan y llaman
a compartir el leño donde se posa la loba.


El viajero se quita el pelaje protector,
observa a la loba y asiente, abre su torso
y le muestra el caos de su interior,
siendo la loba digna de soportar y entender
la oscuridad que le ha atormentado y consumido, 
ahora, decide conversar con el fuego y su esencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario