suenan los consecutivos estruendos
del látigo contra el diáfano metal,
a través de esta, veo su sombra.
Hoy ha llamado a mi puerta
la sombra que me subyugó en antaño,
aquella que me ató y me musitaba al oído
que mis sonidos, mis movimientos y mis pensamientos
eran los que me martirizaban, los que me torturaban.
Hoy ha llamado a mi puerta
la sombra que me quiere recordar
que una vez caí en las púas pétreas
que una vez anegué la tierra con mi sangre
que una vez fui la bestia que encarcelé.
Hoy ha llamado a mi puerta
lo sombra que me quiere recordar
que una vez fui el impúdico titiritero
que una vez fui el despiadado animal,
que una vez fui repudiado por la luna.
Hoy ha llamado a mi puerta
la sombra que me ha hecho entender
quien soy ahora y cuáles han sido mis pasos,
ahora veo cuán difícil es rasgar mi piel
y hacerme caer, hincando las rodillas.
Hoy ha llamado a mi puerta
la sombra que me ha hecho entender
que la luna me observa y acoge,
que las estrellas me sonríen e incitan
a querer alcanzar su morada celeste.
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