domingo, 29 de mayo de 2022

Preludio lunar

Sentado en la costa de pálida arena
observa el  extenso horizonte celeste
y  contemplando la isla remota,
escucha la historia del sol y la luna.

 

El Oeste contempla el Este,

percatándose de la luna vestida

con enigmáticos ropajes negros y rosados,

cubriendo su rostro con un delgado velo.

 

Se escuchan los pasos del cazador

y retumba el oleaje tras recibir la sacudida

de la arboleda y las rocas ahogarse

al rechazar su tentadora senda.

 

El ocaso presencia la creciente,

la brisa del viento retira su fino tul

y desvela su mirada, desnuda una fracción

de la esencia que emanan sus esmeraldas.


Se siente la paz de las olas

chocando contra la pálida y cristalina

arena de la playa donde sus ojos

intercambian la melodía del alma.

 

El sol observa el cuarto creciente,

embelesado por el etéreo misterio

que tanto le ha fascinado y cautivado,

que tanto le ha hecho medrar.

 

Se percibe el calor de las llamas

de la hoguera donde conversan

de la hoguera donde se desenmascara

la pureza oculta y apresada tras el rubí.

 

El día vislumbra la noche carmesí,

y la luz cae sobre éste,

brindando la sentencia 

de todas sus incógnitas.

 

Se divisa la esencia real

de la silueta grisácea, 

emanando de su núcleo liberado,

siendo el pelaje albino detonante.

 

El atardecer espera a la luna llena,
no a cualquiera, espera a la luna de hielo,
aquella sobre cuya cueva se posará
e influirá en el oleaje y la marea.

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