Siempre jugaba,
una y otra vez,
pero nunca ganaba,
me llenaba de estupidez,
pero en mi corazón
se encontraba
aquella sensación,
"Sólo una vez más".
En mis últimos momentos
disfrutaba de cada jugada,
cada contraataque y cada movimiento,
sólo quería estar contigo
en mi última partida,
la que sería una despedida,
me tumbé en tu regazo
y me cogiste la mano.
Te espero en el cielo
pues te veré, y continuaremos
con nuestra partida eterna.
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